Desde pequeños nuestros padres y abuelos nos han inculcado la tradición de esperar la mágica noche del 5 de enero, y durante la madrugada y la mañana despertar con regalos que nos dejaban o aún dejan a algunos, esta tradición ha seguido en las familias a pesar del paso del tiempo, y se espera cada año con la ilusión de tener regalos y la famosa rosca para la merienda, pero muy pocos sabemos el origen de esta tradición.
Cuando éramos niños siempre esperábamos que llegara tanto Navidad
como el día de Reyes, pues queríamos nuestros regalos que pedimos con tanta fe,
se tiene la costumbre de enviar una carta, la cual tuviera el encabezado
siguiente: "Queridos Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar" y esta
llegará a su destino, mientras solo nos quedaba esperar, tanta es la ilusión e
imaginación que tenemos, que somos capaces de oír hasta los pasos e incluso el
roce de sus túnicas en los muebles y paredes.
Tras dejar el palacio, fueron guiados por la estrella, encontrando al bebé en un establo en Belén, junto con sus padres María y José. Al llegar al lugar, le ofrecen oro, metal e incienso, y como ofrenda de los dioses mirra, al explicar un poco acerca de la finalidad con la que iban, un ángel les advirtió que no volvieran al palacio, pues Herodes lo único que buscaba era terminar con la vida del pequeño.
Durante la Edad Media, les asignan nombre a los tres reyes, este
es un poco más actual y alejado de la Biblia, durante la época medieval se les bautiza
con los nombres que conocemos Melchor, Gaspar y Baltazar. En la literatura
española del siglo XII llega esta obra llamada “Auto de los Reyes Magos” donde
aparecen los nombres ya mencionados, pero no son descritos como reyes si no
como astrólogos. Puedes encontrar más información acerca de los reyes magos y el
origen particular en Historia National Geographic.
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